Comentario
La medicina fue la ciencia en la que los egipcios adquirieron mayor fama en la antigüedad e incluso posteriormente. Los egipcios suponían que un hombre sano no tenía nada que ver con el hombre enfermo, ya que la enfermedad era siempre el efecto de potencias hostiles al ser humano, fuerzas ocultas y no reducibles a un examen objetivo. Con este razonamiento era necesario recurrir a poderes irracionales, como la magia y la hechicería.
Sin embargo, la observación desarrollada por los profesionales egipcios abrirá un camino directo de indagación que servirá para acumular experiencias que en muchos casos darán acertadas soluciones para la curación de dolencias. Los altos círculos cortesanos disponían de una medicina bastante sofisticada, ya desde el Imperio Antiguo. Aparecen dentistas y oftalmólogos, así como especialistas en enfermedades internas y digestivas.
Quizá sea el Papiro Smith el mejor documento médico que disponemos. Se trata de una descripción de las heridas desde la cabeza hasta la columna vertebral media, donde se interrumpe el manuscrito, con su correspondiente diagnóstico y su tratamiento científico. En el Papiro Ebers encontramos 870 párrafos con exorcismos referentes a medicina general y el tratamiento de enfermedades internas, ojos, piel, brazos y piernas, por lo que se trata de un documento de carácter más mágico que científico, aunque en la referencia al corazón dice que "hay vasos en el corazón que van a todos los miembros". Al corazón pensaban que iban a parar toda clase de humores líquidos como las lágrimas, la orina, el esperma o la sangre. En este papiro encontramos las instrucciones para curar de mal estomacal a través de "un remedio de hierbas, (...) planta pa-serit, nuez de dátil; serán mezcladas y humedecidas en agua, y el hombre los beberá durante cuatro mañanas, de manera que vacíe su vientre". En el Papiro de Berlín se hace referencia a la pediatría, mezclándose ciencia con magia.
En una medicina puramente empírica había remedios que efectivamente no estaban del todo alejados de la eficacia curativa. Como remedio para la bronquitis y laringitis empleaban la miel y las inhalaciones, así como la sobrealimentación para las afecciones pulmonares. Las enfermedades gástricas e intestinales eran combatidas con ricino y lavados de estómago. Conocían y trataban la bilarzia, afección hepática muy frecuente en Egipto; curaban las enfermedades de la boca, empastaban dientes, operaban encías, combatían con cierta eficacia el tracoma, las cataratas y demás afecciones oftálmicas, utilizando extractos hepáticos. La farmacopea era variada y pintoresca, utilizando desde plantas medicinales hasta excrementos de animales, así como el uso de moscas o elementos procedentes del hipopótamo. A esto debemos añadir la magia y hechicería que dominaban la medicina egipcia.
A pesar de sus aspectos más rudimentarios, la medicina egipcia gozó de un gran prestigio en la antigüedad: los griegos no ocultaban su admiración por ella. Incluso la influencia de la medicina egipcia en la ciencia tardoantigua y medieval se pone de manifiesto en múltiples detalles.